Panal y belleza: historia de la miel cruda como cosmético

Leche y miel, tal como ya sabía Cleopatra, conforman un cosmético excepcional. La reina de Egipto, que con su belleza sedujo a Julio César primero y a Marco Antonio después, se bañaba en leche, aunque no fuera de vaca, sino de burra. 

La cosmética natural estuvo sumida en el olvido durante el siglo XX, relegada por los productos cosméticos de fabricación industrial, que se veían cómodos y versátiles. Cuando, a finales de los años sesenta, se puso de moda en todo el mundo occidental el lema de la “vuelta a la naturaleza”, y con él la cosmética natural se convirtió en el último grito, se recuperó, por supuesto, la relacionada con la miel. 

Como resultado, hoy día inundan los estantes de supermercados y perfumerías jabones de leche y miel, cremas de miel y geles de ducha con miel. Estos productos, sin embargo, no tienen mucho en común con la cosmética natural, pues los escasos rastros de miel en unos productos cosméticos tan procesados poco pueden hacer por la salud y la belleza. En cambio, si preparas por ti mismo tus propios cosméticos con miel, te los aplicas con regularidad y les das tiempo para que actúen, notarás su genuino efecto. 

Lo que convierte tanto la aplicación externa de miel como su ingestión en eficaz cosmético o remedio no es solo el suministro de vitaminas o minerales, sino también su acción antibacteriana. La miel es estupenda, por ejemplo, para eliminar impurezas de la piel y evitar que resurjan. 

La miel también puede afectar al metabolismo del colágeno, pues arrastra tejido muerto y estimula la renovación celular. Si se aplica externamente, elimina con suavidad las capas de piel callosa y seca más superficiales y deja la piel tersa y radiante. Por lo general, después de un tratamiento externo con miel hay que aplicar una crema hidratante, porque, como se ha dicho, la miel no solo destruye las bacterias, sino que también absorbe agua.

Pero con miel no se cuida solo la piel: el cabello se beneficia asimismo de sus valiosos líquidos y aminoácidos. Con el uso regular de champús y acondicionadores que contienen miel, el cabello está más suave y saludable. Y en casa puedes prepararte productos de miel para el cabello, como una mascarilla para obtener un cabello brillante.

Pero esto no es todo… en nuestra siguiente entrada de blog te desvelaremos cuatro sencillos (y eficaces) remedios de belleza con miel que puedes prepararte en casa cuando te apetezca. ¡No te los pierdas!